sábado, 29 de abril de 2017

La Quinta de Canillejas se llena de vida con los niños



En la mañana del jueves 6 de abril, hemos recibido y acompañado a un grupo de alumnxs, tres cursos de 2º de Primaria del CEIP Marqués de Suanzes, quienes junto con sus profesorxs han efectuado una visita a la QTA.
¡Nunca se ha visto más alegre La Quinta de Canillejas que esta mañana! 75 pajarillxs revoloteando con los ojos bien abiertos, completamente activxs, las manos levantadas para hacer preguntas, (como decía Paulo Freire, es necesario escuchar las preguntas de lxs alumnxs, dejar que pregunten, y responder a sus preguntas), el deseo de saber y aprender, las emociones bien visibles ante lo que observan, la necesidad de tocar y experimentar… el sentimiento de libertad que ofrece el espacio, la responsabilidad en el respeto a normas, ni un papel ni un plástico al suelo…

Foto animada

Su curiosidad les ha llevado a conocer, a descubrir, a acercarse a este maravilloso espacio público lleno de vida y de historia.Ha constituido, para todxs, una experiencia de aprendizaje muy rica.

Al regresar a clase trás la excursión, expresaron visualmente por medio de dibujos su experiencia en la Quinta.  Como podréis ver y comprobar es francamente interesante la vision tan dispar y receptiva de la chavalada, los cuales publicamos a continuación por medio de videos. Eso si con el permiso de padres y profes.

Curso 2ºA

Curso 2ºB

Curso 2ºC


Texto e imagenes: Antonio Ruiz Cayola
Plataforma Ciudadana Quinta de Torre Arias


jueves, 27 de abril de 2017

ENTREVISTA DEL PROGRAMA AQUI NO HAY PLAYA DE ONDA MADRID

   Con motivo de la aprobación en el pleno del consistorio de San Blas-Canillejas del Eje Verde - Tres Quintas y del interes que la propuesta está teniendo en la ciudadania y en los medios parece que todos los ojos están puestos en la Plataforma y cada vez son más las adhesiones y propuestas y entre las que cabe destacar la que hemos aceptado de la itdUPM con el titulo: Jornada Quinta Torre Arias: Hacia un modelo de formación e innovación en agricultura urbana y agroecológica, en dia 19 de mayo.
   Pero en este caso es una entrevista de radio:
   Desde el programa de Onda Madrid y de la mano del presentador Pablo Otero tuvo la ocasión de ser entrevistado este 26 de abril nuestro compañero de la Plataforma Danny Liébana  que se brindó  a exponer y responder a las preguntas que le hicieron sobre la Plataforma y más directamente del El Eje Verde de las Tres Quintas históricas de Madrid. Proyecto aprobado por el Ayuntamiento de Madrid para crear un nuevo itinerario cultural y ambiental.
   Para conocimiento de todos, dicho paseo (Eje) se articula en torno a los parques de la Quinta de Los Molinos, la Quinta de Torre Arias y El Capricho-Alameda de Osuna. En este eje se trata de aunar la recuperación de los arroyos tradicionales, las vías pecuarias del entorno (la calle de Alcalá lo es) y los elementos arquitectónicos y de jardinería histórica existentes.
   A continuación podeis escuchar el audio de la entrevistas en el video siguiente.



Aqui no hay playa y Danny Liebana hablando sobre el Eje Verde-Tres Quintas from Plataforma Torre Arias on Vimeo.


Enlace directo Aqui no hay Playa:
https://www.ivoox.com/eje-verde-tres-quintas-historicas-audios-mp3_rf_18355358_1.html
Pagina del Distrito:
http://paginadeldistrito.com/aprobado-el-eje-verde-sociocultural-para-las-tres-quintas-historicas

miércoles, 19 de abril de 2017

ENTRE LAS POTENCIALIDADES Y LA PREPOTENCIA DE LA AGRICULTURA URBANA

    Desde un tiempo a esta parte la gente empieza poco a poco a concienciarse sobre los beneficios de cultivar en pequeñas cantidades cualquier tipo de especie vegetal comestible, y que con ello se “potencia” una afición por la horticultura que trasladamos a nuestros hogares.
    Seguramente cuando leáis el siguiente artículo os daréis cuenta que va encaminado a todos aquellos que desconocen y/o que pretenden modificar, pervertir o infravalorar (prepotencia) de alguna manera el medio rural, que esperemos  siga estando siempre más allá de las ciudades y que continúe dándonos de comer. Pues lo que tenemos en nuestros jardines comunales o maceteros de terraza no es más que un suplemento a nuestra dieta y una forma de fomentar nuestra sana afición.
      Compartimos la reflexión de Nerea y José Luis porque nos parece muy interesante y de gran actualidad.

 Mural en el Teatro Polivalente Occupato de Bolonia.

    Los huertos han adquirido un importante poder simbólico como metáforas de la creatividad social, de la capacidad ciudadana para devolver el valor de uso a espacios abandonados, del cuidado de la naturaleza en la ciudad y de la autonomía ciudadana para construir alternativas
    La sobreexposición mediática de la agricultura urbana puede despolitizar y limar sus aristas críticas sobre el modelo urbano y el funcionamiento del sistema agroalimentario o eclipsar comunicativamente los estratégicos procesos de transformación en el medio rural.
 
José Luis Fernández CasAdevante / Nerea Morán Alonso                                   
18/04/2017

    Este 17 de abril se ha celebrado a nivel mundial el día de lucha organizado por La Vía Campesina , uno de los movimientos sociales del planeta más numerosos e inspiradores. Este año se ha denunciado especialmente el acaparamiento de tierras fértiles, también en nuestra geografía , y reivindicado el acceso a los recursos estratégicos como agua y semillas. Una realidad y unas problemáticas que desde la ciudad parecen ajenas y distantes, pero de las cuales depende nuestra alimentación.
    Una indiferencia puesta en cuestión por la emergencia de los grupos de consumo y especialmente de los huertos urbanos. Hoy podemos afirmar que la agricultura urbana es una realidad consolidada en nuestra geografía. Nuestro amigo Goyo Ballesteros lleva años echando las cuentas y mantiene un censo estadístico que nos permite valorar la evolución del proceso. Hemos pasado de 7 municipios con huertos urbanos en el año 2000 a 313 a finales de 2015, y de la inexistencia a más de un centenar de huertos comunitarios de base asociativa que se concentran en las grandes ciudades.
    Los huertos han adquirido un importante poder simbólico como metáforas de la creatividad social, de la capacidad ciudadana para devolver el valor de uso a espacios abandonados, del cuidado de la naturaleza en la ciudad y de la autonomía ciudadana para construir alternativas. Una herramienta para avanzar de forma práctica en una nueva cultura del territorio que permite intensificar relaciones sociales, reabrir discusiones sobre los usos del suelo y de las zonas verdes, recuperar en entornos urbanos la lógica de los comunes o abrir la discusión sobre la forma en que se van a alimentar las ciudades en el futuro.
    El movimiento de la agricultura urbana ha logrado que muchos ayuntamientos se hayan decidido a regular formas comunitarias de gestión del espacio público o que se hayan puesto en marcha políticas públicas de apoyo a los huertos urbanos. Los huertos urbanos (educativos, comunitarios, sociales, demostrativos…) son más relevantes por la cantidad de personas que interaccionan con ellos que por la cantidad de gente que alimentan. Y es desde esta posición que se han convertido en un elemento imprescindible para la reconstrucción de sistemas alimentarios locales. Una pieza que ayuda significativamente a armar el puzzle.
    No resulta descabellado considerar este movimiento como uno de los actores que han influido de forma determinante en la implicación de los gobiernos locales en los debates sobre la soberanía alimentaria. El dinamismo de la agricultura urbana y de otros colectivos urbanos preocupados por la alimentación se muestra en fenómenos como la firma del Pacto de Milán , por el que ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia se comprometen a "trabajar para desarrollar sistemas alimentarios sostenibles, inclusivos, resilientes, seguros y diversificados, para asegurar comida sana y accesible a todos en un marco de acción basado en los derechos, con el fin de reducir los desperdicios de alimentos y preservar la biodiversidad y, al mismo tiempo, mitigar y adaptarse a los efectos de los cambios climáticos". Un protagonismo sin el cual resultan inexplicables aventuras como la reciente creación de la Red Europea de Ciudades por la Agroecología .


    Muchas de las personas más implicadas en impulsar estos procesos desde hace años nos encontramos oscilando entre la fascinación por los logros alcanzados en tan poco tiempo, como preocupados por los riesgos de que nuestros discursos y prácticas se vean pervertidos, malinterpretados o banalizados. La sobreexposición mediática de la agricultura urbana puede despolitizar y limar sus aristas críticas sobre el modelo urbano y el funcionamiento del sistema agroalimentario o eclipsar comunicativamente los estratégicos procesos de transformación en el medio rural.
    Otro riesgo es que la visibilidad y actualidad de estos procesos ha facilitado la aparición de peligrosos discursos académicos y empresariales, atraídos las oportunidades que ofrece el fenómeno. Uno de los más delicados sería el de las granjas verticales , que vienen a plantear que la seguridad alimentaria de las ciudades se va a resolver mediante la construcción de grandes rascacielos cuya función sea producir alimentos. El principal promotor de la idea es el biólogo Dickson Dispomier, que lleva varios años divulgando mediante atractivas imágenes las bondades de este tipo de iniciativas: mayor eficiencia productiva al trabajar en entornos artificialmente controlados, aplicación de las últimas tecnologías aeropónicas, proximidad al consumo, generación de empleo y renaturalización de espacios agrarios que serían ya innecesarios.
    Una propuesta teórica que ha gozado de un amplio eco pese a basarse en diseños y prototipos que no han sido construidos salvo varios proyectos piloto realizados especialmente en Japón, para ofrecer vegetales libres de radiaciones tras el desastre de Fukushima. Iniciativas que se han ido agrupando bajo el paraguas de la agritectura, donde predominan las visiones futuristas de ciudades autosuficientes a partir de edificios inteligentes y sistemas hipertecnológicos.
    Una de las empresas punteras centrada en el desarrollo de estas ideas es AeroFarms , que espera operar varias decenas de instalaciones de miles de metros cuadrados en todo el mundo durante los próximos cinco años. Sus impulsores alaban los circuitos cerrados de agua, uso de bombillas que de forma intensiva sustituyen al sol permitiendo hasta 30 cosechas al año o el hecho de que no haya plagas con las que lidiar. Maravillas autosuficientes, donde predomina la imagen sugestiva de los edificios insertada en territorios reducidos a meros soportes indiferenciados sin pasado, cultura o paisaje.
    Los prototipos estrella de granjas verticales han exagerado teóricamente sus bondades (mayor productividad que el cultivo en suelo, no dependencia de las estaciones, evitar las catástrofes ambientales, ahorro de emisiones al ubicarse en el centro de las ciudades junto a sus consumidores, agricultura orgánica o rentabilidad de la actividad agraria), pero no han incorporado cuestiones fundamentales como los balances energéticos de este tipo de cultivos. Estos dependerían de potentes sistemas eléctricos que, en un contexto de creciente crisis energética, serían enormemente costosos en términos de recursos y financiación, con la consiguiente concentración de poder en las corporaciones que monopolizarían el cultivo de alimentos en las ciudades.
    Si se echan los números, siguiendo la eficiencia de la conversión de la luz solar en materia vegetal, como han hecho algunos investigadores de EEUU , vemos que producir la cosecha norteamericana anual de trigo por estos métodos requeriría ocho veces la electricidad producida anualmente en el país.
    Las ciudades no son autónomas sino que forman parte de un todo mayor, por lo que no pueden ignorar las múltiples funciones que los sistemas agrícolas desarrollan más allá de la provisión de alimentos, y que no pueden ser sustituidas por artefactos tecnológicos sin simplificarlas y
empobrecerlas radicalmente.
    Del mismo modo, la existencia de una cultura campesina y de un mundo rural que nos da de
comer, no puede ser suplantado asépticamente por rascacielos orientados a la producción de comida. La agricultura urbana no puede ser cómplice de una narrativa donde la insostenibililidad del sistema agroalimentario se reduce a una cuestión meramente técnica, incentivando la desnaturalización, la industrialización y la hipertecnologización de la forma en la que nos alimentamos. Al contrario, debe contribuir a visibilizar y valorar la importancia de estos espacios, conocimientos, paisajes, culturas y de las personas que sustentan todo ello, como nos recuerda precisamente esta semana de lucha campesina.
    Hace un mes en una asamblea de la Red de Huertos Comunitarios de Madrid hicimos el ejercicio
de reactualizar los principios con los que nos identificamos colectivamente, asumiendo que la agricultura urbana cumple diversas funciones sociales y ambientales. Revalidamos que agroecología, comunidad y autogestión eran los pilares sobre los que se sostenía nuestra forma de entender la transformación social.
    Bertrand Russell afirmaba que lo más difícil de aprender en la vida es qué puente hay que cruzar y qué puente hay que quemar. Muchos huertos urbanos hemos aprendido que para echar raíces en el asfalto debemos reafirmar nuestras potencialidades y huir de la prepotencia, sirviendo como avanzadilla en la reconstrucción de las alianzas entre el campo y la ciudad.







José Luis Fernández Casadevante
 Sociólogo, experto internacional en soberanía alimentaria por la UNIA. Miembro de la cooperativa de trabajo asociado GARUA desde 2009 dedicada a impulsar investigaciones, proyectos y procesos formativos relacionados con la ecología social. Miembro del Consejo de Redacción de la Revista Papeles de Relaciones Ecosociales y Cambio Global. Activista del movimiento vecinal desde hace más de una década, actualmente involucrado en promover proyectos de agricultura urbana como Responsable de Huertos Urbanos de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM). 
Nerea Morán Alonso
Doctora arquitecta por la Universidad Politécnica de Madrid. Ha participado en diversos proyectos y redes de investigación sobre sistemas agroalimentarios, rehabilitación integrada de barrios, urbanismo sostenible y resiliencia urbana. Socia fundadora de Surcos Urbanos, asociación centrada en la formación, investigación, sensibilización y apoyo técnico relacionado con el urbanismo participativo y la planificación de sistemas alimentarios locales. Activista de la agricultura urbana y la agroecología, actualmente participa en la plataforma Madrid Agroecológico.

Fuentes:




























miércoles, 12 de abril de 2017

PROCESO DE DESERTIFICACIÓN DEL DISTRITO

La anticipación del desbroce antes de la floración en Torre Arias nos pone en la obligación de compartir este esclarecedor trabajo sobre la desertificación y sus efectos y soluciones.

domingo, 2 de abril de 2017

El agua se convierte en la gran protagonista de Torre Arias

El agua; la gran protagonista de Torre Arias en la visita guiada de Marzo

Adrian Woods es miembro fundador de la Plataforma Quinta de Torre Arias (PQTA), ecologista del agua, defensor del patrimonio, la cultura, la botánica, y también un humanista culto, didáctico, que apuesta por la permacultura como una forma de vida sostenible en un mundo que todavía tiene remedio en la crisis global.

Tercera visita guiada a la Quinta de Torre Arias o Canillejas organizada por la PQTA y otro éxito de participación, un orgullo ver a tanto público interesado en esta visita que versaba sobre la ecología del agua, el tema referente, casi de culto del británico (escocés) Adrian Woods que lleva 25 años entre nosotros.


Adrian Woods es miembro fundador de la Plataforma Quinta de Torre Arias (PQTA)

Llegó a España y se puso a trabajar de traductor y guía turístico, esas cosas que hacen los guiris en nuestro país para ganarse la vida. Después trabajó en una empresa de gestión eficiente del agua y se domicilió en Canillejas, en la colonia Alfonso XIII, donde descubrió y se enamoró de la cercana Quinta histórica de Torre Arias y de su sistema de alimentación hídrico.

Mientras los niños exploradores descubren las chimeneas que utilizaba Tatiana Pérez de Guzmán, la última marquesa de Torre Arias, para capturar el calor y calentar sus plantas y cultivos (geotermia en estado puro).  Lo que plantea Adrian son usos posibles desde el enfoque holistico de un permacultor, buscar varios usos para cada cuestión, y en ese sentido, además del uso convencional que le daba Tatiana, para salida de humos de la combustión de la caldera que calentaba el hipocausto, plantea el uso de la chimenea, también en verano para ventilación, y en invierno, si no se empleara para combustión de biomasa. 
Adrian Woods dirige la vista de los adultos hacia los invernaderos del siglo XIX, de los más antiguos de Madrid. “Las chimeneas están en un estado ruinoso, pero su fin era la ventilación gratuita absorbiendo el aire hacia arriba. En Inglaterra el invernadero estaría situado este-oeste para captar el sol, pero en Madrid no hace falta con tanta exposición solar, con norte-sur es suficiente”, comienza explicando.


Una Quinta diseñada para recoger agua de lluvia

“Toda la quinta de Torre Arias está diseñada para recoger el agua de lluvia y repartirla por todas las albercas, debería empezar por la cubierta de la casa de los guardeses (ahora en rehabilitación), igual que el tejado del palacete que dispone de un depósito de agua con caída de 30 metros y con una presión tremenda”, dice Woods.

“La finca es tremenda para la permacultura, mira al sur y cuenta con un muro al norte para protegerse del viento de la sierra, en realidad es un jardín botánico. El arroyo discurre hasta un puente en un colina empinada pero suave para los carruajes que van al Palacio, el mismo recorrido del agua que debería respetarse con la ingeniería hidráulica planteada para regar los campos de cultivo donde se plantaban patatas. Después el agua viajaba hasta el lavadero de la calle Boltaña, en el centro del pueblo de Canillejas”.

Una de las preocupaciones de Adrian y de todos sus compañeros de la PQTA es el desaprovechamiento del agua de lluvia y de las subterráneas. “Los dos arroyos de Torre Arias están vacíos, pero se podrían poner canalones para cosechar el agua de lluvia, casi 18 millones de agua al año se pierden y se podrían hacer jardines acuáticos en el fondo de los arroyos; estéticamente sería muy bueno y ecológicamente ayudaría al ciclo del agua. Habría que rehabilitar las caceras que distribuyen el agua por toda la quinta, algo en lo que los jardineros han trabajado, sacando agua de la alberca de La Minaya para que empiece a discurrir el agua”, subraya Adrian Woods.

La visita avanza hacia la compostera, donde habitan todo tipo de bichos que calientan el agua y con basuras orgánicas que no huelen; en los procesos de compostaje, donde intervienen miles de microorganismos se producen altas temperaturas (hasta 60º) fruto del proceso de descomposición de la materia orgánica que podrían utilizarse para calentar agua gratis si la hacemos circular por el interior de la compotera en un serpentín. El compost bien elaborado (restos de verduras, frutas, cáscaras de huevo o posos de café) y con suficiente material estructuran (resto de vegetales y leña triturada) y no da problema de malos olores.

Después la mirada se dirige hacia los huertos, un jardín clásico sin acolchados para retener el agua de lluvia sin quitar las malas hierbas. “Muchos jardineros quitan las malas hierbas porque creen que compiten con los árboles y no es una competición por el agua, las plantas se ayudan entre sí y tienen raíces profundas que no necesitan mangueras externas, como la malva, que extrae los minerales, es una economía colaborativa”.

Las huertas, atractivo de Torre Arias

Las huertas son hoy en día uno de los atractivos de Torre Arias y todo gracias al empuje de algunos jardineros que se salieron del guión establecido, como Daniel Liébana. “Contamos en Torre Arias con 250 especies herbáceas, es el único parque en Madrid que cuenta con este estudio y nos dan pistas sobre el terreno y su evolución donde el pastoreo de caballos, ovejas y vacas era común. Queremos poner en valor el carácter agrícola de la finca y aquí se obtienen semillas de origen madrileño, además de la función social que va a parar a la Plataforma de Trabajadores en paro de San Blas-Canillejas con una producción de tomates, pimientos, berenjenas, calabacín, calabaza, pepino, patatas, aromáticas, medicinales y melíferas para atraer polinizadores”.

Liébana y sus compañeros de la PQTA apuestan por la Agricultura Biodinámica, con especial atención a los saberes ancestrales perdidos a lo largo del tiempo”. También experimentan con otros sistemas de cultivo (biointensivo, orgánico) dentro siempre de la agricultura ecológica.

De las dos huertas, una se destina a recolección de semilla autóctona madrileña y la otra a fines sociales, con la producción mas variada que nos permiten, no solo tomates, además pimientos, berenjenas, calabacin, calabaza, pepino e incluso patatas, además de aromáticas, medicinales y melíferas para atraer polinizadores.

 
La única encina (Quercus ilex) ha sobrevivido durante tres siglos, quizá anterior a la propia quinta de Torre Arias.

Adrian Woods continua con su clase magistral sobre la Quinta del Agua, delante de la única encina (Quercus ilex) que ha sobrevivido durante tres siglos, quizá anterior a la propia quinta de Torre Arias. Nos habla de raíces, hongos, ardillas, abejas, azúcares, fotosíntesis… “Lo que pasa debajo del suelo es lo que gestiona el agua, las mangueras no llegan a todos las partes y se necesitan nutrientes: nitrógeno, potasio y calcio, todo natural, sin necesidad de aportarlo externamente”.

El guiri Woods (curiosamente su apellido significa Bosque en español) no para, estaría todo el día hablando de los recursos hídricos abandonados, “como los caños de los muros por donde salía el agua y que los taparon, un error, tienen una función biológica y además hay que recuperar la historia. Igual que los pozos, que se deberían rehabilitar para cosechar el agua perdida desde la urbanización de Suanzes, que cuando se construyó condenó el arroyo de Los Molinos”, finaliza Woods, entre aplausos, una visita donde la gestión eficiente del agua es prioritaria, un producto ambiental y social que debemos preservar.
Fuente: